¿Y ahora qué?

Imagino que no es necesario abundar demasiado en los sucesos recientes, pero bien vale hacer una breve mención para situarnos en el contexto: Guido Vallejos, creador de Barrabases, fue detenido por la PDI en el marco de una investigación contra una red de prostitución de menores de edad. La participación de Vallejos sería como "usuario" de dicha red, por lo que puedo presuponer que los cargos que hará el Ministerio Público en su contra serían derechamente los de estupro o quizás alguna especie de violación (no soy experto en penal, por lo que quedo llano a cualquir corrección en ese sentido).

Es así como planteamos el encabezado de esta entrada: ¿y ahora qué? Como barrabasinos crecimos leyendo la revista e incorporamos a nuestro haber los valores que ésta transmitía, pero estamos ante una noticia que propina un golpe directo a ese legado, ¿cómo enfrentamos a "don" Guido? ¿y a su obra? Lamentablemente, incluso en el caso que un tribunal lo encuentre inocente y lo absuelva, hay un daño social hecho. Si antes podíamos mencionar a Barrabases, Pirulete o Mr. Pipa con orgullo, ahora con toda seguridad alguien nos restregará el abuso de menores o le encontrará un doble sentido inexistente a la gran revista que hemos leído por décadas. En ese sentido, siento que la destruyeron socialmente, que le quitaron esa posición de honor que tenía en el imaginario chileno.

Si lo que se le imputa a Guido Vallejos es cierto, desde ya lo repudio totalmente. Sin importar el contexto en que esto pudo ocurrir, es un delito y cualquiera que lo cometa debe tener la hildalguía para asumir las consecuencias. Es por ello que intentar hacer apología de un delito no sólo es fútil sino también poco viril, pues si algo me enseñó Barrabases es a ir siempre de frente, a que al "villano" se le aforraba un combo y después se lo llevaban los únicos dos carabineros de Villa Feliz. El perdón y la redención podían llegar, pero nunca gratuitamente.

Sin embargo, nos queda el problema del legado. Para mí Barrabases sigue siendo la gran revista de mi infancia, no le puedo encontrar un doble sentido que no tiene. El Guido Vallejos humano y falible no tiene nada que ver con el artífice que le entregó a varias generaciones una creación memorable. Barrabases no puede mancharse simplemente porque es superior al hombre que la creó. Y creo que ahora, quizás más que nunca, nos corresponde a nosotros, los barrabasinos, mantener en alto el nombre del club de Villa Feliz.